Personajes Alfonso Diez |
* Lo único real es el presente
El canal de televisión History Channel ha estado transmitiendo en los
últimos días un programa acerca de un supuesto “Libro perdido de Nostradamus”,
que dicen recién se descubrió en la Biblioteca Nacional Italiana y en el que,
afirman, Nostradamus habría ilustrado sus propias profecías.
Una mentira repetida muchas veces suele convertirse en verdad y por tal
motivo hay que señalarla desde que comienza a difundirse, para evitar que
machacada una y otra vez entre los televidentes comience a ser aceptada como
real.
Durante las clases de Filosofía, por un lado y de Opinión Pública, por
otro, que impartía en la Maestría de Comunicaciones del Centro Avanzado de
Comunicaciones el que escribe estas líneas, fue consultado en relación al tema
anterior y otros semejantes en diversas ocasiones y sumado esto a la difusión
de History Channel, conviene hacer la aclaración debida en este espacio.
Nostradamus era consultado como supuesto profeta por Catalina de Médicis
en la Francia del siglo XVI y escribió un libro en el que muchos han querido
ver profecías que se ajustan a los acontecimientos posteriores a su muerte,
entre otros la lanza que le clavaron en un ojo a Enrique II durante una justa y
el fin del mundo para el año 2012.
La realidad es que la manera en que interpretan tales “profecías” está
tan llena de laberintos y de lecturas “a su manera” que cualquier cosa puede
decirse que fue profetizada por tal personaje, pero una lectura simple de las
mismas no arroja ninguna predicción. Por lo que se refiere al supuesto “libro
perdido…”, las pruebas que se le hicieron han determinado que lo más probable
es que haya sido hecho por un dibujante que se basó en las poesías del supuesto
profeta muchos años después de la existencia de éste.
La conexión que los productores del programa televisivo mencionado antes
quieren encontrar entre una posible predicción del fin del mundo hecha por
Nostradamus y otra realizada por los mayas, en ambos casos para el año 2012,
también está llena de engaños, de interpretaciones llenas de recovecos que
igual podían haber fijado la fecha de la hecatombe para cualquier otro año.
La realidad es que el futuro no se puede predecir, simple y
sencillamente porque no ha llegado. No existen a la vez presente y futuro, lo
único real es el presente. No hay un Juan Pérez en el presente y el mismo
viviendo en el futuro, sólo existe el del presente.
Por la misma razón, hay que denunciar a los que hacen horóscopos, NO SE
PUEDE PREDECIR EL FUTURO y es falso, en consecuencia, lo que dicen tales
secciones en periódicos, revistas, radio y televisión, basados, dicen, en los
movimientos de los astros que son la base a su vez de una “ciencia” llamada
Astrología. No existe tal ciencia. Los planetas y las estrellas que llenan el
universo no influyen sobre cada persona de manera individual, ni hay un mineral
que determine la suerte de cada ser humano.
Otros charlatanes son los llamados brujos: Nadie puede embrujar a otra
persona, no hay manera de influir en la vida de otro ser quemando yerbas o
clavando alfileritos en un muñeco de trapo. Este tipo de creencias deberían
haber sido superadas hace tiempo, pero como sirven para tejer historias
cinematográficas, muchos creen que son verdad.
Claro que tampoco los fantasmas existen. La simple afirmación anterior
parece hecha de más en un texto serio; pero, aunque parezca increíble, mucha
gente todavía cree que existen y bastan, para probar esto, los programas de
televisión que muestran supuestos fantasmas y aparecidos. A los crédulos hay
que hacerles entender que si una persona piensa es porque tiene cerebro, si camina
es porque tiene piernas y si ve es porque tiene ojos; así que alguien que ya
falleció no tiene ni cerebro, ni piernas, ni ojos y no puede entonces pensar,
caminar y ver… Mucho menos espantar a alguien.
El Tarot, la lectura de cartas y de manos para predecir el futuro de una
persona o saber cómo puede conquistar al ser amado también son charlatanerías,
igual que las prácticas de los que se dicen psíquicos.
Pareciera irrelevante, innecesario hacer estas aclaraciones, pero cuando el alumno de una maestría pregunta a su maestro si en verdad se puede predecir el futuro, ha llegado el momento de tomar cartas en el asunto, aclarar las falsedades y sugerirle a nuestros legisladores que se ocupen de emitir las leyes que impidan a los charlatanes seguir engañando a la población… El texto iba a decir “a la población menos educada…”, pero la falta de reflexión (por decirlo de alguna manera que no ofenda), como hemos visto, se da en todos los niveles. |